La utilización con fines terapéuticos del agua del mar y de los diversos factores climáticos
y ambientales marinos constituye la talasoterapia (del griego, thálassa, mar, y therapeia,
tratamiento o curación), neologismo propuesto por La Bonnardiere en 1867 y admitido con
posterioridad internacionalmente.
La acción beneficiosa de los baños marinos ya figura en los escritos de Homero y aparece
recogida por Herodoto, Eurípides, Hipócrates, Galeno y otros tantos médicos famosos de la
antigüedad, si bien su eficacia real no fue reconocida hasta que el inglés Richard Rusel
(1727-1805) difundió sus experiencias en Lewes, a 13 Km de Brighton. Con sus
publicaciones dio base científica a la creación de centros talasoterápicos en distintos puntos
del Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, etc.
En España, se han establecido centros talasoterápicos en Benicasim (Castellón), Gorliz
(Vizcaya), Torremolinos (Málaga), Mas Palomas (Gran Canaria) y, actualmente, se han
actualizado y puesto al día las instalaciones del antiguo centro ¨La Perla¨, en San Sebastián.
En talasoterapia es factor básico el agua marina, pero son muy importantes las técnicas
seguidas en su utilización, así como los productos relacionados con estas aguas, como
mucosinas, algas, placton, sedimentos, limos o lodos, arenas entre otros.
El agua marina es un agua fuertemente mineralizada, con un promedio de 35 g/dm3 en
nuestros mares; predominan el ion cloruro y el ion sodio, pero es también considerable el
contenido en sulfato y magnesio, y están presentes – aunque sea en baja proporción – la
mayor parte de los elementos mineralizantes terrestres. Es destacable la relativa constancia
de la composición de las aguas de los distintos mares.
En las aguas marinas, es también importante su contenido en gases (nitrógeno, oxígeno,
carbónico, gases raros, etc) y materia orgánica: mucosina, flora y fauna, constituyentes del
placton marino o conjunto de microorganismos flotantes, vegetoanimales, del que se ha
llegado a decir que es el condicionante de la vida en mares y océanos.
Las aguas marinas, lejos de las costas, sólo excepcionalmente tienen bacterias patógenas,
pero son numerosas las no patógenas; se ha destacado su poder antibiótico, así como el
hecho de que en esta agua es difícil el desarrollo de floras patógenas, ya que constituyen un
medio inadecuado para su cultivo.
En talasoterapia, es fundamental el agua marina, pero también hay que considerar:
Algas marinas, que toman del agua marina los elementos minerales que precisan
para su crecimiento; naturales o desecadas, y pulverizadas e incorporadas al agua
del baño o en aplicación tópica, pueden ejercer efectos terapéuticos importantes.
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